La jubilación se lleva a cabo cuando las personas trabajadoras del hogar, que hemos prestado nuestros servicios a lo largo de nuestra vida activa, al cumplir 60 años o más, dejamos de trabajar y recibimos nuestra pensión. Esto es posible siempre y cuando nuestros empleadores nos hayan inscrito a la seguridad social y cumplamos con el número de semanas cotizadas en el IMSS.
Una vez jubiladas quedamos protegidas por atención médica y, en su caso, si cubrimos con los requisitos, estaremos cubiertos por riesgo de trabajo, invalidez y vida. El ahorro para el retiro, se nos entrega si no obtenemos una pensión a los 60 años de edad.